martes, 24 de septiembre de 2013

BUSCANDO NUESTRO SITIO

   Para algunos, soy conservadora.
   Para otros, demasiado moderna.
   Para algunos, soy demasiado rebelde.
   Para otros, demasiado sumisa.
   Para algunos, soy inferior por ser mujer.
   A otros, mi seguridad les inspira inseguridad
   Lo que yo siento y expreso en este sentido, nos ha ocurrido a todas en un momento u otro de nuestra vida.
   Constantemente expuestas a miradas y opiniones. Y por supuesto a prejuicios.
   Nadie nos advirtió de lo difícil que es, a veces, ser una misma.
   Tener opinión, criterio y decisión propia.
   Una más. Es lo que me considero. Una mujer más en un grupo social como es el de nuestra ciudad en el que hay mucho que hacer para salir adelante.
   Aunque es evidente, soy musulmana. Como miles. Y como miles, creo perfectamente compatible mi fe con mi nacionalidad.
   Siempre he respetado absolutamente las opiniones, creencias, ideologías y gustos de quienes me rodean. Pero muchas veces no he sentido esa reciprocidad. Muchas veces sentía que tenía que justificar o explicar algunas cosas. Nada que no arreglen los años. Y las experiencias.
   Tengo, tenemos, nuestra propia voz.
   Tenemos nuestra propia opinión.
   Representantes, los justos y necesarios. Ni uno más.
   Para mi, y para miles, las normas de Alah, son perfectamente compatibles con las de nuestro país.
   Sin complejos.
   Conforme a las primeras intento regir mi vida, mi forma de entenderla. Es lo que quiero y soy libre, AlhamduliLah, para ello. Las segundas también forman parte de mi día a día, entre otras cosas porque trabajo con ellas.
   Nuestros padres, principales interesados en vernos bien y felices, nos trasladaron desde pequeñas los principios de nuestra religión.
   Pero también que la vida no es ningún camino de rosas y que hay que trabajar duro.
   Muy duro.
   Nos enseñaron a tener nuestra propia opinión y a defenderla con respeto siempre.
   Nos transmitieron las bondades de nuestra fe, como hacen muchos otros padres.
   Me enseñaron, como a muchas, a no agachar la cabeza ante las injusticias (ni ante los injustos) y a intentar combatirlas con todos los medios a nuestro alcance.
   A no permitir que nadie nos levante la mano ni en broma.
   Las musulmanas, como muchas otras mujeres, no nos sometemos a las personas.
   La formación y el conocimiento son fundamentales en nuestro avance social. Son las armas principales para combatir la ignorancia. Y la manipulación. Del tipo que sea y venga de donde venga.
   Sin embargo, como hoy me ha vuelto a recordar una amiga, decía Gandhi que "Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena." Así que no puedo ni quiero consentir que se criminalice a la población musulmana a consecuencia de un comentario difundido en las redes, curiosamente en un primer momento por diarios nacionales muy cercanos a la derecha.
   No entiendo por qué resulta tan fácil generalizar respecto a todo un colectivo que no es responsable de las individualidades ni de los errores que cometen las personas. Cada vez que se hace, surgen miles de salvadores y salvadoras que, inconscientemente, ponen de manifiesto sus prejuicios.
Entérense: Ni las musulmanas tenemos que callar ante ningún signo de malos tratos, ni los musulmanes son potenciales maltratadores.
  
  
  

  
  
  
  
  

lunes, 2 de septiembre de 2013

SEBTAWA


  Según los calendarios es hoy. El día de todas aquellas personas que están vinculadas a esta próspera tierra a la que algunos se empeñan en despreciar. El día de quienes se consideran sebtawa, ceutíes o caballas (la elección del término es lo de menos, lo importante es el fondo de considerarse como tal).
  Es el día en el que, año tras año, quienes gobiernan van por un lado, por su lado institucional y de trámite consigo mismos, de cara a la galería, y que cada vez importan a menos ciudadan@s.
  Es el día que algunas personas utilizamos para hacer nuestro propio análisis de la situación local que tanto puede y debe mejorar, especialmente por la situación en la que se encuentran miles de personas.  
  Del declive político del gobierno que tenemos, supongo que sobran palabras y que los hechos lo ponen de manifiesto a diario. Ellos solos, su incompetencia e insensibilidad se sirven para descubrirnos que no cualquiera sirve para ostentar responsabilidades. Jamás creí que gobernar podría suponer para algun@s apoltronarse a ordenar y mandar según el humor del que se levantasen olvidando que sus acciones y omisiones nos afectan a tod@s y las pagamos entre tod@s...
   Pero me preocupa mucho más nuestra situación social. La situación en la que se encuentran miles de sebtawa, ceutíes o caballas de hecho y de derecho que están en una espiral de pobreza, desempleo, precariedad, necesidades múltiples de la que les es muy difícil salir.
 Me alineo y posiciono con ell@s, con su manera de ver Ceuta, su tierra, en la que tan pocas oportunidades encuentran y que aún así, no desesperan en el intento por encontrarlas.
Me alineo y posiciono frente a un gobierno cuya máxima preocupación un 2 de septiembre es el discurso o el color del  vestido a lucir esta tarde.
Me alineo y posiciono con quienes reivindican que el gobierno que nos ha tocado despierte de su maldito letargo y haga cosas útiles por su población, olvidándose de las siglas y de las órdenes de Madrid.
Me alineo y posiciono con quienes vemos en el de al lado a otro sebtawi, sebtawía, ceutí o caballa sin importarme mucho más de su aspecto.
Me alineo y posiciono con ell@s porque eso, eso es querer  a Ceuta  y porque eso significa que nos duelen las indiferencias de los de arriba.
Y me alineo, posiciono e identifico con ellos porque llevan a su ciudad en sus venas y en su corazón. Eso es querer de verdad a su ciudad y con ese sentimiento, nos bastamos para perseverar en el intento de cambiar las cosas.

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