jueves, 28 de junio de 2012

"ESTRESAD@S DE LA VIDA"

   Esta mañana he coincidido en una sala de espera con un señor al que no conocía.
   Comenzamos entablando conversación acerca de la puntualidad, de la paciencia.
   De las prisas.
   Del estrés.
   De los teléfonos. Del querer abarcar mucho, hacer mil cosas y en definitiva: del día a día.
   Me comentó que él ya había superado todas esas cosas.
  Que se las tomaba de otra manera y que había cambiado totalmente de chip.
  ¿El motivo?
   Atraviesa una grave enfermedad y con despertarse todas las mañanas y ponerse en pie se siente más que satisfecho y agradecido.
   Se organiza para el mismo día y hace lo que puede.
   Sè que somos conscientes de que en la vida hay unas cosas que son más importantes que otras, pero cuando estamos sumidos en nuestras rutinas se nos hace todo un mundo. Magnificamos los problemas.
   Qué razón tiene.
    La verdad es que al terminar de escucharle me entraron ganas de llorar: por su situación, por la nuestra, la de l@s estresad@s de la vida; sin embargo él mantenía su entereza, su asimilación de las circunstancias que vive....digno de admiración.
   Pocas son las cosas que de veras deberían preocuparnos.
   La salud es algo fundamental y muchas veces no es valorada en su justa medida...hasta que empieza a faltar...
   Como dice un proverbio que el señor me recordó:
  "Si tiene solución....¿para qué preocuparse?
   y si no la tiene...¿para qué preocuparse?"
 

lunes, 25 de junio de 2012

"EL TÚNEL DE LOS MALOS TRATOS"

Desgraciadamente después de este fin de semana, tenemos que volver a lamentar episodios de violencia machista en nuestro país. Ha fallecido una mujer y otras cuatro han resultado heridas a manos de sus parejas o ex parejas, sin que en ninguno de los casos existiera denuncia previa y lógicamente, tampoco existía ningún tipo de orden de protección.
Es el fruto de las relaciones basadas en el miedo, y suele ser la culminación de etapas tormentosas dentro de la pareja, basadas en .la superioridad impuesta de algunos hombres sobre sus parejas. Una superioridad auto investida de autoridad, control y posesión que hace que aquel que se cree tocado de ella necesite corroborar continuamente su dominio de la situación y sobre todo de la persona con la que comparte los días.
La cuestión y lo llamativo sigue siendo el hecho de que las víctimas no hubieran denunciado previamente la violencia que soportaban día tras día.
¿Por qué?
Realmente, sólo ellas lo saben, pero hay al menos dos motivos relacionados entre sí y que se ponen de manifiesto.
El primero es que el miedo que sufrían era tan grande y las tenía tan anuladas como personas que era su mayor obstáculo, les impedía ver cualquier salida o pequeña luz al final del túnel en el que transcurren sus tristes días. El miedo, esa sensanción de lastre y freno que impide que las personas se desarrollen en plena libertad. Sólo cuando se tiene confianza se vence el miedo.
El segundo, relacionado con el anterior, es que el mecanismo actual de lucha contra la violencia de género (las normas, su aplicación, la implicación de autoridades y por supuesto de la sociedad en general) no les inspira la sufiente confianza como para vencer sus miedos. Creen, las mujeres que sufren violencia de género, que denunciar las situaciones que sufren no solucionará su problema y de hecho, temen consecuencias peores por el hecho de denunciar. Continúan sintiéndose solas, aunque los demás intentemos hacerles ver que no lo están. Creen que ni ellas ni nadie puede poner fin a su tormento por más que se les insista en que pueden acabar con la situación si dan el paso necesario.
Es la mayor prueba de todo lo que queda por hacer. El hecho de que continúen existiendo muchísimas víctimas de malos tratos que no se atreven a denunciar. Mujeres que son golpeadas, insultadas, humilladas y vejadas, tanto, que han dejado de valorarse, han perdido su autoestima y no se atreven a cortar de raíz con sus verdugos: por miedo, por creer incluso que merecen ese trato, por no sentirse capaces de afrontar una nueva vida, por falta de recursos....Los motivos son tan extensos como el número de mujeres maltratadas. Y desgraciadamente, es algo que no se puede identificar con un perfil concreto. La relación de miedo-dependencia con el verdugo y de sacrificio suele ser algo tan asimilado por las víctimas que les impide ver la anormal situaicón en la que se encuentran y lo que es peor, darse por vencidas frente a sus maltratadores.
   Capítulo a parte merecería los efectos de estas situaciones sobre los hijos e hijas, muchas veces también maltratados por sus padres y otras, observadores impotentes del sufrimiento de sus madres. Tanto una como otra circunstancia, les afectan irremediablemente.
Las maneras de acabar con ello las conocemos: hace falta decisión y valor por parte de las víctimas para dar el primer paso y querer salir del pozo en el que están sumidas y responsabilidad, acción y concienciación por parte de toda la sociedad y especialmente por parte de cualquiera con capacidad de actuación (administraciones en general, responsables de áreas relacionadas con mujer, cuerpos y fuerzas de seguridad, agentes sociales, etcétera)

lunes, 18 de junio de 2012

¿INTEGRARME?

   Hay algo en el término integración que no me gusta.
   Algo que desde que tengo uso de razón no me ha gustado.
   Especialmente, cuando se habla de la integración de las personas musulmanas.
   Es como si por tener una fe determinada te consideraran extraño o ajeno a tu propia tierra y por tanto, al margen de tu propia identidad. 
   Es como si te consideraran parte de quienes, en un mismo equipo, son de una categoría inferior.
   Siempre ha existido una especie de sombra que algunas personas pretenden que acompañe, indisolublemente unida, a un determinado origen cultural, a una concreta creencia.
   Pero no pretendo que parezca que enfoco mi opinión desde un punto de vista victimista.           Nada más lejos de mi intención.
Más bien pretendo hacerlo desde la perspectiva del cansancio y del hartazgo que supone, que cada cierto tiempo, te traten como a un elemento extraño, como a efectos de intentar inculcar en el subconsciente de cualquiera que no eres tan español/a como las demás personas del país. Es lo que me vino a la mente cuando hace unos días leía que una representante del gobierno del PP local participaría en unas jornadas sobre “integración de la comunidad musulmana en España” organizadas por el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista por encargo del Ministerio del Interior, aportando la ponencia titulada “la ciudad autónoma de Ceuta como vertebradora de la convivencia”.  Ya de por sí, la mezcla puede inducir a asociar a toda una comunidad de la que forman parte millones de personas a algo negativo (por enésima vez) teniendo en cuenta el nombre del Centro Nacional que organizó las mismas (de coordinación antiterrorista) . La falta de tacto puede haber sido inconsciente o tendenciosa, pero de uno u otro modo hace que haya quienes al leer esa información puedan asociar toda una comunidad a algo tan siniestro, macabro y detestable como el terrorismo.
   Cualquier persona que vaya a vivir a un país distinto al originario tiene que conocerlo, participar en él e implicarse en todos los niveles posibles, pero muchas veces se obvia (interesada o subconscientemente) que de entre la población o comunidad musulmana española, hay varios miles de personas, que llevan décadas y generaciones familiares compatibilizando religión y nacionalidad como algo normal de sus rutinas. Sólo hay que ver la población ceutí y la melillense como claro ejemplo de ello, pese a que a algunos no les agrade esta realidad.
   Sincera y personalmente: no me quiero integrar, no.
  No me quiero integrar porque formo parte de esta sociedad, apellidándome Hamed (con mucho orgullo) soy tan española como cualquier otro a no ser que por ser de una religión diferente no se me considere como tal.
   Que yo sepa, las cuotas de mi hipoteca no dependen de mi religión.
   Y los impuestos que pago tampoco.
   Y por supuesto, no soy ni mejor, ni peor, simplemente soy diferente.

lunes, 11 de junio de 2012

El PP, la inmigración y las opiniones personales

El PP tiene muchos problemas.
Su gestión nos está costando disgustos varios a toda la población española.
Y por si fueran pocos los problemas, tiene representantes de dudosa utilidad que no hacen más que incendiar los ánimos con sus "opiniones personales" manifestadas en el ejercicio de sus cargos.
Es lo que ha ocurrido hoy con la Senadora ceutí que ha dicho, según ella a título personal, no político (en una evidente confusión puesto que no estaba en una cafetería ni en la barra de un bar) que "a las embarazadas marroquíes habría que quitarles el pasaporte al entrar a Ceuta y facilitarles otro documento para que en caso de que den a luz en nuestra ciudad se pueda asegurar el pago de la asistencia" además de "obligar al acompañante a asumir el coste de la atención prestada" 

A la derecha de nuestro país le encantan este tipo de manifestaciones.
Posiblemente much@s la felicitarán por ellas.
Posiblemente la llama del odio al extranjero arda con un poco más de intensidad.
Y posiblemente, quien hace esas declaraciones, olvida su origen, su procedencia y su pasado antes de ser ciudadana española.
¿Cinismo? ¿Hipocresía? ¿Complejo? ¿Ganas de agradar? Posiblemente.

Y por desgracia, basta que se hagan esas declaraciones, como representante política, a través de los medios de comunicación, para que muchas personas vomiten parte de su odio y busquen a quién achacar nuestros problemas.
Claro, para qué vamos a decir y a reconocer que no tenemos, ni de lejos, un gobierno de altura.
Para qué reconocer la sumisión a la imposición de los mercados.
Para qué hablar de cómo hemos vendido y renunciado a parte de nuestra soberanía.
Para qué hablar de cómo no les parece prioritaria la educación pública de calidad.
No, mejor culpar a los que vienen de países en vías de desarrollo buscando lo que creen es un mundo mejor.
Es muy fácil.
La culpa siempre la tienen los demás.
Si es así como el Partido Popular va a proponer soluciones, tendremos que ir preparándonos para que en cualquier momento, nos digan que la culpa de todo, la tenemos los propios ciudadanos y ciudadanas.
Ellos no.

¿A DÓNDE NOS LLEVAS RAJOY?

¿Se puede dulcificar la hiel?
La respuesta es evidente. Tanto como que no se nos puede intentar convencer de que el rescate financiero a nuestro país es algo positivo.
Ni las palabras del Ministro de Economía ni las del Presidente del Gobierno, que se ha visto obligado a dar la cara a pesar de haber intentado evitarlo, han tenido el efecto que ellos pretendían.
Todo lo contrario más bien.
 El sentimiento de indignación crece y crece. Lógico. Estamos hartos y hartas de que se nos intente tomar por tontos (por lo menos).
Estamos sumidos en una situación que la población no ha provocado y a la que sin embargo se carga con el peso de su resolución.
Hemos tenido gestores tan pésimos durante los últimos años que ni las vieron venir, ni las saben remediar cuando llegan.
Hemos llegado a unos extremos en los que los tipos de interés que pedirían los inversores para continuar con los préstamos serían demasiado altos, insostenibles. Frente al más del 6% que piden para los bonos españoles a diez años, a Alemania se le pide poco más del 1%, esa diferencia entre uno y otro es la súper famosa prima de riesgo, que hasta los niños y niñas mencionan como si conocieran personalmente. Los rescates que han tenido lugar en Europa, de Grecia, de Irlanda y de Portugal llegaron porque los inversores pedían aproximadamente el 7% por el bono a diez años.
El rescate financiero no es la única opción que existía. También cabía la posibilidad de que nuestro país se negase a pagar la deuda (con sus ventajas e inconvenientes) o de renegociarla (aumentando los plazos por ejemplo) sin embargo, se ha optado por el rescate, aunque los del gobierno no lo hayan querido llamar de esa manera. Es como si el Alcalde de nuestra pequeña, dulce y marinera ciudad dijera que nuestro ayuntamiento no está endeudado hasta las cejas, si no que simplemente tiene unos compromisos bancarios adquiridos para tener bonita nuestra población.
¿Y por qué hemos llegado a esta situación? Partiendo de la base de que el país financia los servicios que se ofrecen a la ciudadanía con lo que se recauda por impuestos, llega un momento en que la cantidad recaudada es insuficiente y se busca ese dinero en los mercados financieros emitiendo deuda pública y que supone pedir un préstamo (a devolver con intereses en un plazo determinado) pero cuando, como ahora, el tipo de interés que nos piden por ese préstamo es tan elevado la situación se hace insostenible y se acude al rescate, en nuestro caso financiero.
 Y, evidentemente, aceptarlo supone aceptar también su letra pequeña.
Una letra pequeña en virtud de la cual habrá que aplicar medidas de reforma muy concretas. Por ejemplo, a Grecia se le impuso despedir a alrededor de 150.000 trabajadores públicos en los próximos dos años, que los presupuestos fueran aprobados por la troika antes que por el Parlamento griego, recortes en pensiones, gastos sanitarios o reducción del salario mínimo interprofesional entre otras.
Encima, tenemos un gobierno al mando cuya credibilidad ni está ni se espera y que ha pasado de decir que bajo ningún concepto y de ninguna de las maneras España iba a ser rescatada a tener que rendirse ante las evidencias, aun sin querer reconocerlo públicamente, y en el que el Presidente del Gobierno, aparece para decir que esto es algo muy bueno, que no es un rescate si no una línea de crédito (¿?!!¡) y que es él quien ha presionado.
A disfrutar de la Eurocopa.

lunes, 4 de junio de 2012

Solidaridad anónima


 Sin ninguna duda es la que más aporta al ser humano. Tanto al que la da, como al que la recibe.
Saber que alguien precisa algún tipo de ayuda y poder aportarle algo en la medida de nuestras posibilidades proporciona una satisfacción interior y personal difícilmente comparable a otras. En especial cuando se está al borde de situaciones dramáticas tal y como sabemos que ocurre en la actualidad cuando, por primera vez en su historia, Cruz Roja ha tenido que hacer un llamamiento de ayuda para la sociedad española ante la previsión de tener que aumentar su respuesta a situaciones de especial vulnerabilidad que se han visto acentuadas por la crisis. 
Ya saben que cada vez es más elevado el porcentaje de personas que viven bajo los umbrales de pobreza, sobre todo en nuestra ciudad donde ciudadanos y ciudadanas pobres lo son cada vez más y los que se mantenían a duras penas han pasado también a encontrarse en situaciones de pobreza. En Ceuta, cada vez son más las personas que tienen a todos sus componentes en desempleo, tenemos a un 54% de niños y niñas que según refleja UNICEF en su último estudio viven en hogares pobres, cada vez son más las personas en desempleo de larga duración con pocas posibilidades de insertarse en el mercado laboral y, a la vez, muchas personas mayores ven cómo les sobrevienen responsabilidades familiares por la precaria situación que atraviesan sus hijos e hijas y que se ven abocados a regresar a los hogares familiares.
Ante estas situaciones el papel de asociaciones, organizaciones no gubernamentales y de cualquier persona en general, se torna fundamental e imprescindible. Se vuelcan realizando campañas de recogida de alimentos y ropa para quienes no las tienen. Y es que, no podemos dar la espalda a quienes lo están pasando mal y no encuentran siquiera con qué cubrir las necesidades humanas más básicas.
Junto a ello, lo más deseable sería encontrar el compromiso y la firme voluntad de quienes nos gobiernan. Si digo que sería lo más deseable es porque la realidad cotidiana en Ceuta nos muestra que no es así. El organismo público encargado de poder prestar este tipo de ayuda en nuestra ciudad, la Consejería de Asuntos Sociales, no puede hacerlo porque los recursos con los que cuenta son notablemente insuficientes. Y como saben, de poco sirven las buenas palabras si no es para ir refrendadas de buenas acciones.
Es una de las cosas que más me llama la atención de los actuales presupuestos de nuestra ciudad: la notable reducción en la cuantía que se asigna al área social local aún sabiendo la precaria situación en la que se encuentran muchas familias. Es una muestra de la escasa sensibilidad que ejerce el Partido Popular a la hora de gobernar, dando la espalda a quienes requieren de su atención y continuando la senda de gastos superfluos, innecesarios y prescindibles que comenzaron hace años.
Afortunadamente, la solidaridad, especialmente la anónima, hace que las personas a diferencia del gobierno local, sí sean capaces de empatizar y de ponerse en los zapatos de quienes hoy, apenas tienen con lo que subsistir.

domingo, 3 de junio de 2012

Lo que no es el feminismo

Una imagen vale más que mil palabras...

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