Siiiii!!
Es lo que tiene esto de ser musulmán/a oye, que lo mismo un día te odian sólo por apellidarte de una manera que al siguiente te adoran por el tamaño de tu billetera.
En la más clara muestra de cómo el clasismo está por encima del racismo, los más importantes diarios y revistas del mundo se hacen eco de las abayas y hijabs que diseñarán Dolce&Gabbana (firma que factura la friolera de 8.7 billones con b de dólares en2015). Desde Forbes, New York Times, The guardian, Vogue o los diarios de gran tirada nacional como El País o El Mundo no ha habido medio que no se haya hecho eco estos días de la iniciativa de la empresa italiana.
Una iniciativa enfocada especialmente a quienes pagan en petrodólares el lujo y las exclusividades. No en vano, se dejan una millonada (literal) en complementos, zapatos y otras prendas al alcance sólo de aquellos bolsillos que no hacen ascos a nada que les guste por muchos ceros que tenga.
Sin embargo, no he leído aún a nadie de quienes habitualmente consideran que las mujeres con hiyab somos mujeres sumisas (JA), criticar el uso comercial de prendas típicamente árabes como las abayas para hacer caja.
Y es que, aquí el falso discurso de que las pobrecitas musulmanas están esclavizadas y llevan el hiyab por imposición, da paso directo al business is business.
Y cuando se trata de business, de dólares o de euros, se sube varios peldaños: los moros pasan a ser árabes, las personas negras pasan a ser de color y la discriminación o el odio xenófobo que pudiera existir en un primer momento, suele dar paso a otras actitudes (hipócritas) diferentes.
Pero, ¿por qué?
¿tanto cambia el dinero la percepción que tenemos de las personas?
Las mujeres de los países nutridos con oro líquido aún están en pugna por sus derechos. Derechos tan simples para nosotras como es el de conducir tu propio coche. Sin embargo, parece que verlas con un bolso Jimmy Choo, unos zapatos de Manolo Blahnik o ahora una abaya Dolcce&Gabbana hace que cambie la percepción, el concepto y la consideración que se les pudiera tener.
La ropa no hace a las personas.
El dinero, tampoco.
La lucha por las libertades más allá de los estereotipos o del clasismo es lo que realmente está de moda.
Todo lo demás, es sólo business.