Tenía este espacio ligeramente abandonado pero no por voluntad propia, si no por imposibilidad de disponer de unos minutos en los que continuar reflejando y compartiendo mis pensamientos. Me río sóla muchas veces de mi misma y de la vida tan estresada y estresante que llevamos muchas mujeres, seguramente, la mayoria.
Obligaciones familiares, profesionales, académicas, sociales...y que apenas nos dejan espacio para disfrutar del silencio, del de Depeche Mode, o del de cualquier otro.
Querer superarnos a nosotras mismas como personas, como mujeres.
Querer estar siempre al pie del cañón, reivindicando, en las calles, en las universidades, en los puestos de trabajo, en nuestros círculos, en el mundo...Las voces de las mujeres cada vez se escuchan más alto, fuerte y claro, a pesar de todo...
A pesar de los obstáculos y de las trabas que nos vamos encontrando y que, una vez superadas alimentan nuestra autoestima y que, si no pueden ser superadas, también la alimentan, porque nos dan una lección en un mundo en el que siempre seremos aprendices.
A pesar de las críticas y comentarios, sean venenosos, crueles o malintencionados es difícil que hagan realmente mella en nuestro espíritu.
Al contrario, aunque a veces tengamos un impulso inicial de reaccionar visceralmente, en el momento que se reflexiona, vemos un poco más allá de las palabras y hasta las interpretamos más por lo que pretendían que por lo que decían.
Tal vez sea la edad, asociada a la madurez que la acompaña de un modo tan natural como inevitable, la que hace que se aprenda a vislumbrar y distinguir lo realmente importante de lo secundario. Lo importante, es el camino que recorremos, el aprendizaje que adquirimos de todas nuestras experiencias, el enriquecimiento humano e incalculable y lo secundario, son todas las piedras, las flores con espinas y las arenas movedizas que encontramos en él...
Y sinceramente, nada como contemplar el enorme esfuerzo de otras mujeres que nos rodean para insuflarnos de energía suficiente para continuar recorriendo nuestro propio camino que, al menos el mío, recorro paralelo al de otras muchas, con los pies en la tierra y la mirada en el cielo y dispuesta a dar lo mejor de mi en todo lo que pueda...
PD de complicidad: Soy consciente de que esta entrada puede resultar algo cursi :)
Excelente, sigue caminando como hicieron otras tantas féminas como tú; con los pies en la tierra y los ojos en el cielo¡Samra.
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