domingo, 1 de noviembre de 2020

La guerra para la que nadie nos preparó


¿Guerra? 
¿Qué guerra?
Pues esta guerra, en la que estamos inmersos sin haber tenido tiempo para armarnos ni para entrenar. Aunque al menos sí tenemos provisiones.
Provisiones para el cuerpo, pero tal vez no tantas para el alma.
Porque no creo que haya alma que no sienta la sacudida de lo que vive.
Porque cambiaron todas las preguntas casi que de la noche a la mañana. 
Porque pasamos de planear cosas a medio plazo a conformarnos con medio controlar el día siguiente.
Porque, a veces, es díficil, hasta para el más optimista, sacar fuerza suficiente para animar a quienes te rodean, a quienes te importan. 
Porque nunca, hasta ahora, había sido tan importante mantenernos fuertes mentalmente. 
Y aguantar.
Y luchar. Siempre luchar. 



domingo, 22 de marzo de 2020

De látex y días de la marmota

Son días raros.
Inimaginables.
Salir a la calle y sentir el miedo, la preocupación, la tensión, la duda en todas las caras con las que te vas cruzando.
Una imagen retenida en las retinas: la de las mascarillas y los guantes de látex. La imagen del 2020, de la década y quien sabe si del siglo, sin duda alguna, aunque sólo vayamos por el primer trimestre del año.
No veo sonrisas en los rostros que me encuentro. Sólo incertidumbre y muchas preguntas en el ambiente.
La última semana ha sido como vivir constantemente un día de la marmota, película ridícula en principio hasta que le das sentido. La última semana nos hemos acostado esperanzados y nos hemos levantado abatidos, sin entender qué y por qué está pasando, más allá de lo evidente.
Nos hemos levantado con la misma sensación de repetir lo que se ha convertido en rutina diaria confinados en nuestras casas (algunos, las llaman ya jaulas)
Nos hemos enfadado y sentido un poco mas derrotados al confirmar la extensión del estado de alarma otros quince días. 
Pufffff...es la reacción generalizada.
Resignación.
Parálisis.
Bloqueo.
Y aún así, y ahora más que nunca, tenemos que mantener viva La Luz que se ve al final del túnel. 
La Luz que sólo se ve con fuerza cuando ves las cosas con algo de distancia temporal.
La Luz, que al final, alcanzaremos dando por superada esta situación que hoy nos supera.
Fuerza gente, porque nunca sabemos lo fuertes que somos hasta que ser fuertes, es nuestra única opción.

jueves, 19 de marzo de 2020

ALARMA COVID 19


Hoy, hace una semana, empezó la odisea que estamos viviendo.
China, Italia y ahora nosotros, España.
El sábado se anunciaba que íbamos a entrar en estado de alarma.
El domingo comenzó.
Hoy, es el quinto día de la cuarentena que guardamos.

Estas cinco líneas que acabo de escribir, y el título de este post, hace unos meses, habrían sido dignas del comienzo de un relato de ciencia ficción. 
Hoy, no son más que uno de los infinitos cuadernos de bitácoras que pueden estar redactándose en cualquier rincón del país y del mundo.
Difícil de asimilar. 
Difícil de llevar.
Es evidente que habrá un antes y un después. 
Para todos. 
Para todo.
Es evidente que ni tú ni yo somos los mismos que hace unos días.
Hoy, las prioridades son otras.
Hemos vuelto a valorar lo básico, lo esencial: el calor humano. 
El de nuestra familia, nuestras amistades.
El amor al prójimo en su máxima potencia. 
Y es que, no nos queda mas ni mejor opción que intentar ver el vaso medio lleno y convencernos que no hay virus que pueda con nosotros y que, más pronto que tarde, vamos a superarlo.
Y es que cuando creíamos tener todas las respuestas, de repente, nos cambiaron las preguntas...

viernes, 28 de junio de 2019

CATARSIS

Hace mucho que no escribo por aquí.
Han sido unos meses muy intensos los últimos que he vivido. 
Tanto que me han hecho perder hasta la noción del tiempo, con lo valioso que es. 
Implicada en política hasta la médula, no ha sido hasta hace unos días que no he podido ir recuperando parte de la normalidad. 
Sí.
 Sólo parte porque aún necesito un poco más de tiempo para recuperarla del todo.
 Otra vez él, el tiempo.
  Y mientras tanto, como me ocurre cada cierto tiempo, necesito llevar a cabo mi propia catarsis.
 Tocar ligeramente el fondo de mis propias profundidades con la punta de los dedos para de un impulso, volver a subir a la superficie.
Hay quien piensa que es señal de debilidad reconocer la necesidad de tocar fondo de vez en cuando, tal vez por eso el ser humano evita reconocerlo, porque nadie quiere parecer débil ante los demás. Yo creo que es más cuestión de humanidad.
 Creo que cualquier mortal, precisa de ella para regenerarse, renovarse y reinvententarse.
Tocar fondo en sí, no es negativo, siempre y cuando no te quedes ahí obviamente.
Buda decía que el dolor a veces era inevitable, pero que el sufrimiento era opcional. 
Gran verdad.
Al final, la actitud es lo esencial.
 Lo que haces con tus restos, con las piezas rotas, el modo de recolocarlas para que funcionen más y mejor. 
Es un arte casi.
Un arte porque cada uno lo hace a su manera: hay quien necesita aislarse del mundo y su mundanal ruido, hay quien viaja, quien desenchufa socialmente de todo lo que le rodea, quien se encierra en soledad para lamerse sus heridas...en definitiva tantas formas de levantar cabeza como motivos para tocar fondo. 
Y ahí está el arte, cada uno lo hace a su manera. 
Resurjamos pues y que sea lo que Dios quiera.

martes, 18 de diciembre de 2018

Permítanme que vomite


Permítanme que vomite sí.
Lo necesito urgentemente.
Necesito vomitar, aunque sólo sea metafóricamente por todo el asco que siento al ver cómo los grandes vividores de la política en este bendito pueblo siguen haciendo de las suyas.
Siempre me ha asqueado la gente que vende sus principios y valores, si es que alguna vez los tuvieron, por unos míseros reales.
Pero me asquea infinitamente más que lo hacen poniendo a la altura del betún no sólo a sí mismos, que en algunos casos es ya de por sí complicado caer más bajo, si no la confianza que algún día, algunas personas depositaron ingenuamente en ellos.
O es que tal vez todo vale y yo sigo sin enterarme de la película?
No.
No todo vale.
Estoy plenamente convencida de ello.
Por duro y difícil que resulte, que lo es, no todo se comercializa.
Menos aún los principios, los valores y la confianza.
Por eso me da un asco extremo ver la actividad de quienes llevan años aprovechándose de lo público sólo para lucrarse en lo privado.
Poniendo "el cazo" no sé si al 3 o al 6 por cierto.
Enchufando.
Dando casas....
Dinero, trabajo, viviendas....
Y no. No tengo pruebas, para felicidad de ellos y frustración mía.
Felicidad de ellos porque por un lado siguen haciendo lo que quieren. Un par de visitas al despacho apropiado, cuatro risas, y negocietes basados en "lealtades" que lo son al euro y no a Ceuta ni a los intereses de la gente.
La gente sólo les importa una vez cada cuatro años.
Lo peor es que entre unos y otros hacen creer que no hay opción de futuro ni de mejora.
Sin duda eso es lo que más me está mortificando y lo que más me puedo reprochar a mi misma, porque hay a quienes aún les pueden los prejuicios de no visualizar a una Fatima como garante de sus intereses.
No hay más.
O tal vez, este no sea mi sitio.
Tal vez, sólo sea un bicho raro, no el único, pero sí un bicho raro, que por no tolerar todos estos mamoneos, con perdón de la expresión, lo mejor que podría hacer sería dedicarme a otra cosa.
Tal vez.

martes, 11 de julio de 2017

POR QUÉ


 Vivo constantemente preguntándome cosas.
 No lo puedo evitar.
 A veces es ante determinadas situaciones y otras, simplemente, porque mi mente viaja más rápido que yo.
 Tal vez una de las preguntas que con más frecuencia ronda mi cabeza es un aparentemente sencillo e inocente "por qué".
 Aparentemente sencillo, porque la respuesta ni es sencilla ni es inocente. Y porque los por qué, dan auténticos quebraderos de cabeza.
 Y dentro del por qué, tal vez mi ranking personal lo encabeza el por qué de determinados comportamientos del ser humano. 
 Cómo es posible que se odie a quien no se conoce sólo por lo que parece representar? Cómo es posible que existan hombres que lleguen a hacer tanto daño a quienes fueron sus mujeres?
 Por qué tanta maldad? 
Últimamente me hago esa pregunta con demasiada frecuencia.
Cada vez más.
Treintaymuchos años dan para muchas vivencias.
Aunque realmente no sé si es cosa de la edad o de la madurez o tal vez es sólo porque tomas mucha consciencia de situaciones que ves, que te cuentan en primera persona, porque te importan los demás, sin más, porque quieres que todas las mujeres puedan vivir en libertad.
Vivir en libertad, en plena libertad. 
Pocas palabras las de la última línea, pero con un denso contenido.
Vivir en libertad debería ser algo tan simple y sencillo como hacer lo que te de la gana, decir y expresar libremente tus opiniones sin miedo a contrastarlas con otras igual de respetuosas aunque sean diametralmente opuestas, vestir como te de la gana o ir a donde te de la gana y que nadie, te cuestione por ello.
Y de veras que algo tan sencillo como respetar y que te respeten todas y cada una de tus decisiones, hoy por hoy, en ocasiones parece algo transgresor y rebelde.
Seguimos cuestionando las decisiones, de las mujeres especialmente, sobre todo si son en ámbitos claramente masculinizados: deporte, política, ciencia....
Seguimos en 2017 con titulares acerca de la "la primera mujer que..."
Seguimos siendo juzgadas por nuestra forma de vestirnos, de peinarnos, de sentarnos...demasiado observadas por el envoltorio tal vez para ningunear, conscientemente, todo el bagaje interior. Un bagaje que asusta a más de una mente machista que no acaba por concebir ni aceptar la valía de las mujeres y que se siente en la obligación de buscar y ofrecerse algún "pero" para excusar sus pensamientos machistas.
Seguimos en un mundo donde pese a ser mucho lo andado, queda mucho más por andar.
Y si vivo y siento lo que expreso como puede vivirlo y sentirlo cualquier otra mujer del siglo XXI he de decir, pese a costarme muchísimo reconocerlo que las dificultades con las que nos encontramos algunas mujeres por el hecho de ser musulmanas son bastante notables. Reconozco que me cuesta admitirlo, por mi forma de ser y de entender las cosas y muy especialmente porque rehuyo cualquier asociación al victimismo que alguna mentecilla privilegiada quisiera ver. Pero creo que las cosas hay que visibilizarlas y reconocerlas públicamente sobre todo por quienes, por nuestra situación pública, tenemos alguna posibilidad más de que se nos oiga o se nos lea.
Desde que te pregunten si sabes leer antes siquiera de haber abierto la boca, a que te pregunten si te dejan hacer esto o aquello, a preguntarte si tienes el pelo corto o largo, pfff qué aburrimiento de verdad y que triste tiene que ser eso de tener una mente tan "cortita". 
Las principales víctimas de los sentimientos islamófobos que azotan gran parte del mundo, somos los propios musulmanes, un mundo donde la ultra derecha aprovecha la más mínima ocasión para criminalizar a millones de personas en el mundo con su sucio dedo acusador, donde las personas de bien están demasiado calladas, donde algunos musulmanes con poder para influir al menos mediáticamente prefieren mirar a otro lado, y donde los musulmanes y musulmanas de distintas partes del mundo nos encontramos permanentemente señalados. Como decía, si eres mujer estás expuesto a un escalón superior de los de las fobias a todo lo diferente.
Cada vez que ocurre algún trágico atentado se giran hacia ti esperando disculpas por algo que ni entiendes ni compartes. 
Si lo haces, parece que te estás justificando. 
Si no, parece que lo estás justificando. 
Así que nos encontramos, hagamos lo que hagamos, en el punto de mira.
Y por supuesto, la población musulmana española, no está exenta de todo ello.
Lo fácil siempre es pensar eso de que todos y todas son iguales. 
Supongo que es lo cómodo para mentes que no están dispuestas a replantearse su forma de entender algunas cosas, sus prejuicios, posiblemente porque haría que se tambalearan las bases de su yo más íntimo y personal.
Porque me lo dice la tele, porque todas las bombas (espero que no se estropee mi ordenador al usar esta palabra) las explotan ellos, los musulmanes, o, qué leches, los moros esos que vienen nada más que a invadirnos, a violar y someter a nuestras mujeres, que por lo visto tienen unas cuantas, que son todos unos machistas y todas unas sumisas, qué me va a contar a mi una mora de libertad, que se vaya a su país a ver si la dejan....
Y por qué (malditos por qué) decantarse por lo fácil? 
Por qué no pensar, reflexionar y evitar meter a millones de personas en el mismo saco?
Supongo que porque da miedo.
Debe dar miedo a quien se cree en posesión de la verdad absoluta ser consciente de que los demás, sean musulmanes, judíos, hindúes, cristianos o no se identifiquen con ningún credo, sufren a diario las mismas alegrías y penas, comparten aficiones, sufren el mismo saqueo de las arcas públicas por sus malos gobernantes,  y las mismas subidas de precios.....y así hasta un sinfín de cosas.
Debe dar miedo salir de la zona de confort, de lo que se enseña abierta o encubiertamente, romper esas cajoneras mentales que facilitan encasillar a las personas por su color o por su nombre, para darte cuenta de que allí donde nos pinchen, nos duele igual, porque ante todo y sobre todo, deberíamos ser humanos.
Tal vez mis fantasías, ilusiones e ideales sean los que me llevan a mi y a muchísimas otras mujeres en el mundo a plantearnos tantos por qué, porque nos enseñaron a no tener techo y a valorar a las personas y sus ideas, siempre que sean respetuosas, por encima de todo.
Acabo como solemos acabar de hablar muchas veces los musulmanes, con un AlhamduliLah (Gracias a Dios) por mis fantasías, ilusiones e ideales por un mundo mejor, tal vez no para mi ni para ti, si no para los que vienen y muy especialmente por las que vienen, que necesitan crecer y vivir sin miedo del otro.
                                                                           Ceuta, 9 de julio de 2017

martes, 7 de marzo de 2017

PÉREZ REVERTE Y SU PATENTE DE CORSO PARA DECIR ESTUPIDECES



No sé en qué momento Pérez Reverte le cogió el gustito a esto de pretender considerarse y erigirse en azote de las personas que creen en la igualdad (las-personas-feministas) y de las (personas) musulmanas. 
No lo sé, y la verdad es que tampoco me interesa mucho porque sus últimos vómitos a través de lo que destila un tufo asqueroso a falta de respeto con forma de letras perfectamente conjugadas, apesta.
Apesta odio, con lo bonito que es eso de amar al prójimo, y a la prójima.
Apesta complejo de superioridad, que le lleva a creerse en posesión de la verdad absoluta.
Y apesta pretender incendiar a través de fueguecillos que le permitan estar más que en el candelero, en el candelabro que decía aquella.
Alguien tiene que decirle al Sr. Reverte que sus presagios, a lo Nostradamus, del que se llegó a la conclusión que no fue profeta ni clarividente, sino simplemente un ocultista que empleó varios métodos arcanos para oscurecer las profecías, se confirman, y es que hace años que hay jóvenes graduadas en Educación Infantil y Primaria, entre las que algunas, oh fatalidad del destino, por mucho que pese al Sr. Reverte y a su caterva de hooligans anclados en épocas más propias de sus propios personajes, llevan hiyab. 
 Es más oiga, también hay profesionales de diferentes ámbitos: sanitarias, jurídicas, empresarias y un largo etcétera en el que no es necesario que me extienda.
El problema no es, como pretende trasladar Reverte, el "pañuelo" y cuanto el "pañuelo" significa en ideas sociales y religiosas, si no el concepto y los miles y miles de prejuicios que destilan sus letras respecto al significado social o religioso del pobre hiyab.
El problema es que "personas" como Reverte están tan enamoradas de su ideal Bwana salvador de todo y de todos (y todas) que se niegan a ver la simplicidad y la esencia de la cuestión: la libertad del ser humano, querido Reverte. 
Debería dejar de mirarse el ombligo o, lo que es lo mismo, leer sólo lo que escribe usted y los de su cuerda, y levantar la mirada, abrirla para descubrir lo infinito del horizonte. Seguro que ganará mucho, no sólo en beneficio de sus letras, si no especialmente, como persona.
Y por cierto que antes de calificar a las feministas, esas personas que luchan día a día por la igualdad de las personas, por mucho que quiera el Sr. Reverte ridiculizar su papel y hacer gala de su misoginia más profunda al decir que callan como meretrices, debería tener en cuenta que tal vez, sólo tal vez, están más ocupadas en desterrar pensamientos como las de tan ilustre escritor de nuestro país (sí, nuestro), eso sí, cada vez menos lustroso y más oscuro y casposo. 

martes, 3 de enero de 2017

¿QUÉ HEMOS HECHO LOS MUSULMANES PARA MERECER ESTO?

 
Últimamente me hago esa pregunta con demasiada frecuencia.
Cada vez más.
En un mundo asolado por el terror de unos desgraciados que dicen actuar en nombre del Islam y cuyas principales víctimas siempre hemos sido los musulmanes, por activa o por pasiva, donde la ultra derecha aprovecha la más mínima ocasión para criminalizar a millones de personas en el mundo con su sucio dedo acusador, donde las personas de bien están demasiado calladas, donde algunos musulmanes con poder para influir al menos mediáticamente prefieren mirar a otro lado, los musulmanes y musulmanas de distintas partes del mundo nos encontramos permanentemente señalados.
Cada vez que ocurre algún trágico atentado se giran hacia ti esperando disculpas por algo que ni entiendes ni compartes.
Si lo haces, parece que te estás justificando.
Si no, parece que lo estás justificando.
Así que nos encontramos, hagamos lo que hagamos, en el punto de mira.
Y por supuesto, la población musulmana española, no estamos exentos de todo ello.
Muchas veces, temer que se nos acuse de victimistas por repudiar manifestaciones como las de Aguirre con motivo del dos de enero, hace que muchas personas se muerdan la lengua.
Pero no nos engañemos, el mensaje de Aguirre (que pretende obviar siglos de Historia en un tweet) visibiliza los prejuicios subyacentes en muchas mentes absolutamente retrógradas, ancladas en que cualquier tiempo pasado fue mejor (o que con Franco no pasarían estas cosas) ronda muchas cabezas, independientemente de que se atrevan a exteriorizarlo o no.
Es lo fácil.
Lo fácil siempre es pensar eso de que todos son iguales.
Porque me lo dice la tele, porque todas las bombas (espero que no se estropee mi ordenador al usar esta palabra) las explotan ellos, los musulmanes, qué leches, los moros esos que vienen na más que a invadirnos, a violar y someter a nuestras mujeres, que por lo visto tienen unas cuantas, que son todos unos machistas y todas unas sumisas....
Y por qué decantarse por lo fácil?
Por qué no pensar, reflexionar y evitar meter a millones de personas en el mismo saco?
Supongo que porque da miedo.
Debe dar miedo a quien se cree en posesión de la verdad absoluta ser consciente de que los demás, sean musulmanes, judíos, o no se identifiquen con ningún credo, sufren a diario las mismas alegrías y penas, comparten aficiones, sufren el mismo saqueo de las arcas públicas por sus malos gobernantes, (a ver si Aguirre dice algo de ello en su próximo tweet) y las mismas subidas de precios.....y así hasta un sinfín de cosas.
Debe dar miedo salir de la zona de confort, de lo que se enseña abierta o encubiertamente, romper esas cajoneras mentales que facilitan encasillar a las personas por su color o por su nombre, para darte cuenta de que allí donde nos pinchen, nos duele igual, porque ante todo y sobre todo, deberíamos ser humanos.
Uy, acabo ya, que he empezado con mis fantasías, ilusiones e ideales y eso, da miedo.
Acabo como solemos acabar de hablar muchas veces los musulmanes, con un AlhamduliLah por mis fantasías, ilusiones e ideales por un mundo mejor, no para mi ni para ti, si no por las próximas generaciones que necesitan crecer y vivir sin miedo del otro.
 
                                                                           Ceuta, 3 de enero de 2017

domingo, 25 de diciembre de 2016

CÓMO SER MUJER Y NO MORIR EN EL INTENTO I

Mucho tiempo sin sentarme ante un folio en blanco. 
Demasiado. 
Tanto como ideas y asuntos merecedores de unas cuantas líneas.
Cuando apenas le quedan unos días para este 2016, me siento a volcar un poco de todo lo que llevo dentro. 
Sólo un poco.
 Y es que, hay personas que lo necesitamos, desahogarnos escribiendo lo que pensamos y lo que sentimos, con una contradictoria expectativa de que nos lean o que no, porque escribir es desnudar tus ideas ante los demás.
De un modo u otro, este ha sido un importante año para las mujeres en todo el mundo. 
Hemos avanzado un poco más en la lucha por la igualdad.
Pero no lo suficiente, porque nos siguen matando y porque hay quienes siguen prefiriendo dividir y considerarse mejores que otras luchadoras porque no entra en sus autodefiniciones de feminismo que se luche con la misma intensidad sin responder a los mismos patrones sociales.
Hemos avanzado un poco más en la visibilidad de las mujeres en lugares en los que sólo había testosterona.
Pero no lo suficiente, porque a veces esa testoterona contamina a algunas mujeres que tienen en sus manos influir decisivamente con sus decisiones, haciéndolas masculinizarse demasiado.
Hemos avanzado un poco más porque cada vez veo a más mujeres defender su lucha por la igualdad sin complejos ni ataduras.
Pero no lo suficiente, porque hay quien sigue criando princesitas en un mundo en el que no tienen cabida.
Hemos avanzado un poco más porque cada vez son más los hombres que se consideran abiertamente feministas (o lo que es lo mismo, luchadores por la igualdad) y están dispuestos a salir de su zona de confort.
Pero no lo suficiente, porque hay quienes siguen justificando actitudes abiertamente machistas (mujeres y hombres)
Hemos avanzado un poco más porque podemos vestirnos como nos parece sin cuestionarnos.
Pero no lo suficiente, porque los dictados de algunas modas siguen teniendo que hacer caja a costa de nuestras tallas y de guiarnos, sutilmente, a considerarnos bonitas o feas según nuestros kilos, nuestras canas o nuestras arrugas.
Hemos avanzado un poco más porque muchas mujeres hemos conseguido que se nos escuche y valore por los mensajes que transmitimos, más allá de nuestra imagen.
Pero no lo suficiente, cuando siguen vetándote para trabajar en según qué puestos por ser mora o por llevar hiyab. 
Hemos avanzado un poco más, sin duda, pero no lo suficiente porque aún nos queda mucho por hacer.
Hagámoslo juntos.




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