Supongo
que nunca es mal momento para exteriorizarlas.
Antes de comenzar, viene bien
recordar la definición: el término iluso, ilusa es definido por la Real
Academia Española con dos acepciones.1. Engañado, seducido.
2. Propenso a ilusionarse, soñador. ¡Presente! Esa es la mía, sin duda. No sé
si es buena o mala, pero es una de las palabras con las que podría definirme si
tuviera que hacerlo. Siempre lo he sido aunque no sé si siempre lo seré. Siempre
he tenido tendencia a soñar, y tal vez más despierta que dormida a la vez que
he intentado que esos sueños se materializaran.
Creo que ha sido uno de los
motores, junto a la fe, que más me han marcado y me han empujado día a día. Y
si he soñado y sueño con algo es con la igualdad entre las personas. Ilusa de
mi. No pocos tortazos metafóricamente hablando me ha costado y me cuesta tan
caro sueño….que también me ha permitido y ha motivado muchos esfuerzos por
alcanzarlos… Por supuesto, también despertar muchas veces de imprevisto de
algunos de esos sueños con jarros de agua fría de procedencia totalmente
inesperada y repentina.
SOÑAR con la igualdad porque te
consideras igual a cualquier otro ser humano en todos los ámbitos. Ni mejor ni
peor, solamente ambicionando igualdad de oportunidades. Tan sencillo y tan
complicado a la vez. Tan utópico. Soñar con que no existan los dobles, triples
y hasta cuádruples raseros que se empeñan en facilitar o dificultar el camino
de las personas según de quién se trate. DESCUBRIR que demasiadas veces la
desigualdad se viste con la capa de la injusticia. Se esconde tras ella. Puede
ser cruel, pero también es real. Es una realidad con la que muchas personas se
han acostumbrado a vivir, aceptándola como algo normal sin que lo sea y
justificando determinadas realidades con su imposibilidad de actuar para
cambiarlas. Eso, definitivamente, no deja de ser MIEDO a soñar revestido de una
coraza de indeferencia que se encarga de poner límites a cualquier sueño.
Otras nos resistimos. Una y otra vez.
Una resistencia que nos sobrepasa, que nos puede, y que muchas veces supone una
lucha interna entre lo que se sueña y lo que es. Una lucha interna que,
incansable e inexplicablemente, termina venciendo ese yo interior que se niega
a aceptar las injusticias y las desigualdades porque se hayan convertido en lo
normal. No. Siempre es mejor creer que se puede acabar con ellas, vencerlas y
así encontrar las fuerzas necesarias para intentarlo. Todas las veces que sea
necesario, hasta que falte el aliento.
El mundo está lleno de ilusos e ilusas
que se levantan todos los días, en situaciones realmente adversas, dispuestos a
llevar a cabo sus propósitos, sus sueños: profesionales, académicos,
personales, sociales…tantos como personas haya. La adversidad es el terreno
pero los sueños son los instrumentos para cambiarlo o, al menos, para
intentarlo.
Ilusa sí, pero afortunadamente, no soy
la única.
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